A medida que vamos aumentando en años, todo nuestro organismo va experimentando cambios, y esto por supuesto también incluye la cavidad oral con todos lo órganos y tejidos adyacentes que lo conforman.
Existe la creencia errónea, entre las personas en general, de que la pérdida dental es una consecuencia natural del envejecimiento.
Sin embargo, ésta casi siempre se debe a una limpieza deficiente de la cavidad bucal.
Además, ésta determina, en cierta medida, la mala nutrición, puesto que limita la variedad de alimentos, ya que los de consistencia dura no pueden masticarse.
Por lo tanto:
LAS PIEZAS DENTARIAS SE PIERDEN PORQUE EXISTE UNA ENFERMEDAD ORAL, NO PORQUE SE ES MAS VIEJO.
Para analizar las causas de haber llegado a la situación extrema de pérdida de piezas dentarias tenemos que saber que eso tiene mucho que ver con la falta de PREVENCIÓN oportuna, la ausencia de información sobre el cuidado de la salud dental y el temor que representa la visita al odontólogo.
Al no existir una prevención ni un tratamiento dental adecuados, nos encontramos ante la dramática realidad de que un alto porcentaje de adultos mayores presentan pérdida parcial o total de piezas dentarias.
Lo cual tiene como consecuencia un nefasto circulo vicioso, no puede masticar bien, menos aún si se trata de alimentos duros, impidiendo la ingesta de nutrientes esenciales; no puede relacionarse en forma cómoda porque la fonación está alterada por falta de dientes.
La apariencia estética es deficiente, todo lo cual le impide mantener una relación social normal, tendiendo a caer en el aislamiento y depresión.
La patología que es posible encontrar en la boca del adulto mayor es variada, pero claramente existen cuadros más frecuentes, que debieran orientar en cuanto al énfasis preventivo y al tratamiento de elección.
Como todo sistema, éste puede presentar alteraciones de orden degenerativo, patología tumoral, traumatismos y enfermedades de origen infeccioso.
Dentro de estas últimas, existen dos que merecen especial atención por constituir ambas problemas de salud pública; la caries y la enfermedad periodontal.
Existen en el adulto mayor una serie de características que aumentan este riesgo y que con frecuencia dificultan que todas las medidas preventivas y terapéuticas disponibles puedan llevarse a cabo en forma ideal.
Este hecho evidentemente puede alterar el curso de una enfermedad, prolongando su duración o empeorando el pronóstico, posibilidad que debe ser conocida por el paciente.
A continuación se presentan los principales factores que pueden influir en la salud oral del adulto mayor y en el resultado de las terapias a realizar:
-Presencia de una o más enfermedades de base.
Las enfermedades de base que debemos considerar por su directa o indirecta relación en la salud oral son la diabetes, hipertensión, osteoporosis, enfermedades hematológicas, alteraciones hepáticas, insuficiencia renal, alteraciones visuales y motoras, alteraciones nutricionales, alteraciones de origen mental y cuadros que provoquen algún grado de inmunosupresión.
Cuando un paciente presenta alguna de estas patologías, es primordial que el Odontólogo determine si el paciente está en tratamiento y si el cuadro se encuentra estabilizado, antes de ejecutar cualquier maniobra odontológica, por sencilla que ésta pueda ser.
Si las circunstancias lo ameritan, el paciente debe ser remitido al médico tratante para su evaluación, aunque ello implique la postergación del tratamiento dental.
En el caso de pacientes que presentan afecciones hepáticas y renales, las precauciones deben centrarse en las alteraciones sistémicas que generan estos cuadros, especialmente a nivel circulatorio, hematológico e inmunológico y que pudiesen complicar el tratamiento dental.
Pacientes con alteraciones motoras, visuales y mentales, indiscutiblemente se encuentran limitados para mantener una adecuada higiene oral.
En ellos es fundamental indicar técnicas de aseo simplificadas, de lo contrario la terapia no tendrá los resultados esperados y redundará en incumplimiento y frustración por parte del paciente.
-Terapia farmacológica variada y con frecuencia de larga duración
Todo fármaco administrado a un paciente, junto con ejercer su acción farmacológica benéfica, lleva asociada la capacidad de producir efectos secundarios y reacciones adversas en el organismo, especialmente en tratamientos de larga duración.
Muchos de los fármacos utilizados por pacientes adultos mayores provocan como efecto secundario una disminución del flujo salival o xerostomía.
Dentro de ellos están algunos analgésicos y antidepresivos, antihistamínicos, antipsicóticos, antihipertensivos, anticolinérgicos en general y derivados de los alcaloides opiáceos.
La principal complicación derivada de xerostomía de larga duración es el aumento de incidencia de caries radiculares y de candidiasis oral, además de la aparición o aumento de las molestias en pacientes portadores de prótesis removible.
Pacientes bajo terapia con anticoagulantes, requieren la suspensión temporal del fármaco, cuando el odontólogo requiera realizar procedimientos que provoquen algún grado de hemorragia.
Todo el proceso ha de efectuarse en estrecha comunicación con el médico tratante, pues es él quien determina cuándo y por cuánto tiempo el paciente suspenderá la terapia.
Las principales patologías que afectan al adulto mayor son La Caries Dental y las Enfermedades Periodontales.
Para mantener su salud oral se recomienda:
1. Cepillado, idealmente 5 veces al día (al despertar, después del desayuno, la comida, la cena y antes de acostarse) y como mínimo después de cada comida.
2. Cepillos dentales de mango ancho y filamentos suaves.
3. Utilización diaria de pasta dental fluorada.
4. Utilización diaria o semanal de enjuagues bucales con flúor.
5. De acuerdo a las capacidades motoras del paciente, utilizar aditamentos especiales
6. Como seda dental, cepillos interdentales y eventualmente cepillos eléctricos.
7. Control odontológico mínimo una vez al año.
8. Consuma una dieta bien balanceada.
9. No use productos derivados del tabaco.
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